EL URIBISMO: UN PROYECTO AGOTADO. Por Javier Eduardo Lasso Muñoz.

Javier Eduardo Lasso Muñoz.

Aunque sus trinos ya no hacen alusión a las Farc, como era su costumbre para calificar a quienes no se enfilaban detrás de sus propuestas, se inventó el término “terrorismo vandálico” para estigmatizar a quienes marcharon para tumbar la reforma tributaria de Carrasquilla, que cayó al quinto día de las masivas movilizaciones ciudadanas.

Sus postulados son los mismos que hace veinte años: menos Estado, más mercado: libertad y ventajas (gabelas) para el emprendimiento privado, especialmente de los más poderosos y mano dura contra los enemigos de Colombia. Su carisma se soportó y fortaleció principalmente en su carácter personalista para dictar las órdenes a sus subalternos, especialmente a sus generales, y en el oligopolio de medios de comunicación conformado por RCN, Caracol, El Tiempo, y sus medios adscritos, quienes lo acompañaron y secundaron durante toda su larga presidencia (2002 – 2010), reportando noche a noche a los colombianos las cifras de muertos que dejaba tras de sí la aplicación de la seguridad democrática: la guerra al fin se iba ganando, la ganaba Uribe.

Álvaro Uribe, apodado como el Innombrable luego de que la comisión de Ética del Senado prohibió al Senador Iván Cepeda nombrarlo en su famoso debate sobre paramilitarismo en septiembre de 2014, fue un verdadero outsider de la política nacional, un exitoso líder político. Su fórmula le dio réditos electorales y gran reconocimiento nacional. Su éxito fue tal, que hoy es el mayor elector de votos para el Senado de la República y su partido tiene la mayor bancada en el Congreso. No solo eso, gracias a su popularidad y a su caudal electoral, también ha elegido a dos presidentes: a Juan Manuel Santos (en su primera presidencia) y al actual presidente Iván Duque.

Si bien Santos, le apostó a un acuerdo de paz con las Farc y una vez posesionado el 7 de agosto de 2010 inició su desmarque con el uribismo, Iván Duque ha sido un presidente fiel a su jefe y es vergonzosamente consciente de que fue elegido para hacer lo que diga Uribe. Además, le entregó a Uribe los tres ministerios claves del gobierno a través de sus muy cercanas fichas: Alicia Arango y Nancy Patricia Gutiérrez en el Ministerio del Interior (la cartera de la política), Guillermo Botero y Carlos Holmes Trujillo en el de Defensa (a cartera de la guerra) y Alberto Carrasquilla en el de Hacienda (la de la plata). Este último copió la política económica del uribato, la cual se basó en darle gabelas al gran capital, con el propósito de que parte de la riqueza que produzca se vierta hacia abajo y llegara a los más pobres, lo cual nunca ocurrió. Duque también ha sido obediente en bloquear y torpedear el Acuerdo de Paz con las Farc.

Ahora bien, si Iván Duque está aplicando la fórmula que a Uribe le dio tantos frutos, reflejados en seguidores, adeptos y votos, ¿por qué su gobierno hace agua?, ¿por qué el país se le salió de las manos?, ¿por qué la hay tanta indignación y furia, y por qué las calles se inundan de gentes arriesgando hasta sus vidas, diciendo “no más Uribe”?

A mi juicio, hay varias explicaciones. Veamos:

1. En 2008 Facebook lanza su versión en español, en 2009 twitter se hace popular y en 2010 llega whatsapp a Android. Comenzaba una era de las redes sociales. A medida que los teléfonos inteligentes inundaban el mercado, se hacían más baratos y asequibles, al igual que los datos móviles. Los medios tradicionales perdían su monopolio ante la descomunal cantidad de información que producían las redes de acceso gratuito. Se democratizaba la información y la realidad tuvo cientos de puntos de vista.

Para poner un ejemplo del impacto de la democratización de la información: el pasado viernes 30 de abril, en el marco del Paro Nacional que buscaba tumbar la Reforma Tributaria del ministro Carrasquilla, Noticias RCN publicó un informe que buscaba engañar al público al afirmar que en la ciudad de Cali se celebraba la decisión que había anunciado el presidente Duque sobre ajustar la reforma sin retirarla. Las redes sociales se encargaron de desmentir la falsa noticia, haciendo que el director del noticiero rectifique al día siguiente, quedando el canal en vergüenza nacional. Esta situación era imposible 20 años atrás.

2. En 2017 las Farc entregan las armas y se convertían en un partido político legal. El principal enemigo del uribismo dejaba de existir y con este una de sus principales banderas de cohesión social. Su discurso comenzó a descomponerse ideando términos como “castrochavismo” o “terrorismo vandálico”, pues se había acostumbrado a graduar de pro-farc a quienes no lo acompañan en sus causas, argumentando que estas no eran solo suyas sino de toda Colombia. La guerrilla que era el teflón de Uribe había desaparecido.

Sin las Farc en armas, además, el espacio de la izquierda política en el país fue ocupado rápidamente por una multiplicidad de movimientos y nuevos partidos que ganaron adeptos en relativamente pocos años. El fenómeno más representativo fue la llegada a segunda vuelta de Gustavo Petro, un candidato abiertamente de izquierda, que obtuvo más de 8 millones de votos en 2018. Por primera vez en la historia republicana de Colombia, el espectro político (electoral) se disputaba entre un partido de derecha y uno de izquierda.

3. El proceso de paz con las Farc también trajo otro elemento crucial al panorama nacional actual: La JEP. Las confesiones que el sistema de justicia transicional viene recogiendo han puesto en evidencia una nueva verdad distinta a la verdad oficial sobre las “victorias” militares durante el mandato Uribe. El relato difundido por más de una década, en el cual se iba ganando la guerra, fue construido con base en miles y miles de civiles asesinados por las fuerzas del Estado en asocio con paramilitares (6.402 según la JEP, hasta ahora).

Fue tal la penetración de los medios tradicionales en el imaginario nacional que aun hoy, antiuribistas estudiosos como la Representante por Bogotá Juanita Goebertus del Partido Verde, reconoce como logros en seguridad la reducción de homicidios durante el uribato (véase entrevista en La Tele Letal RED+,  capítulo 62 https://www.youtube.com/watch?v=v0THPGJ7uqs), cuando está probado que la violencia homicida (que no es la violencia política del conflicto armado interno) en Colombia está más relacionada con el ciclo económico internacional, que con la política doméstica, pues esta depende del lugar de Colombia en el sistema capitalista mundial (véase Juan Esteban Carranza Romero y otros. Documentos de políticas públicas Polis. Cali, 2010).

4. Uribe humano. Quienes se acostumbraron a ver al expresidente como un mesías, como la moral de la dirigencia colombiana, se llevaron una apabullante sorpresa cuando lo escucharon tratando de hijueputas a los magistrados de la Corte durante una conversación telefónica con un amigo de precaria reputación. Víctima de su propio invento y reducido a que un abogado de mafiosos y narcotraficantes vaya de cárcel en cárcel buscando criminales que lo absuelvan, su caso en la Corte primero y en la Fiscalía después, no solo lo ha despojado de su investidura de senador, también lo desnudó como persona, mostrándolo temeroso, cansado, intranquilo y vulnerable. Sus días de líder frentero quedaron atrás.

5. La economía colombiana está fuertemente ligada a la economía mundial. La buena salud en la que se encontraba la economía entre 2002 y 2008, aunque fuera efecto de una burbuja, llevó al país por la senda del crecimiento constante. Es más, los efectos de la crisis financiera del 2008 no fueron tan dramáticos en los países en desarrollo como el nuestro. Por ejemplo, en 2002 recién iniciado el primer periodo presidencial de Álvaro Uribe, el precio del barril de petróleo comenzó una subida constante hasta alcanzar un pico en julio de 2008 de cerca de 147 dólares por barril de referencia WTI. Hoy el barril solo cuesta 64 dólares. Si sumamos la drástica devaluación del peso colombiano frente al dólar obtenemos exiguas ganancias en para el Estado en sus principales líneas de exportación como los son el petróleo y  el carbón.

Ni Duque ni tampoco Uribe se preocuparon por reducir la dependencia de Colombia de la economía mundial, especialmente de sus riesgos asociados a las crisis financieras (1994, 1997, 1998, 2001, 2008). Es más, Uribe impulsó la negociación del TLC con Estados Unidos. En ambos casos la receta fue la misma: profundizar el neoliberalismo en el país y privilegiar al sector financiero sobre el sector productivo.

La grave situación que postró al país finalmente fue el efecto que no pudo conjurar el Gobierno Duque por la pandemia del Covid-19. Su gestión dejó mucho qué desear y optó por la peor de las respuestas: una reforma que sentenció a la clase trabajadora y los más pobres, a pagar las cuentas.

El uribismo hoy agotó su repertorio. Sus banderas, su discurso, sus planteamientos ya no responden a las realidades de un país que clama por un gobierno conectado, que tenga que ofrecer más que la bota militar. Es momento de escuchar, su experimento fracasó.

@javierlassom

Publicado por zabieradmin

Licenciado en Ciencias sociales de la Universidad Francisco José de Caldas de Bogotá, Esp. en Desarrollo y Gobierno Local de la Universidad de Nariño. Investigador social y analista de contextos y dinámicas políticas, sociales y económicas territoriales. Ex Asesor de Paz Departamental de Nariño 2008-2011; Ex Subsecretario Departamental de Gobierno de Nariño 2012 2013; Ex Comisionado Municipal de Paz de Pasto 2016-2019. Poeta, escritor, ensayista, periodista empírico alternativo, Columnista del Semanario VOZ, autor del Libro “Nariño de la guerra a la paz”. Defensor y promotor de Derechos Humanos y de las víctimas del conflicto.

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